Para comenzar es importante comprender que para la cultura china todo fenómeno en nuestro universo manifiesta una polaridad entre dos fuerzas opuestas, Yin y Yang, y que estas fuerzas deben estar equilibradas entre sí. El Yin representa el extremo negativo, pasivo y femenino de la polaridad, mientras que el Yang determina el polo positivo, activo y masculino.
Según la cosmología taoísta, el estado original del universo era la Unidad Indiferenciada (Wuji), la cual engendró una fuerza oculta capaz de generar la Polaridad Doble (Tai Chi), cuya manifestación son las fuerzas Yin y Yang. El Tai Chi permite tanto dividir el Uno como unificar lo dividido, y en los seres humanos, se manifiesta en la mente (Yi), que decide si tendemos hacia la división (Yin – Yang) o hacia la unidad (Wuji).
El Chi es la energía o fuerza natural que llena el universo. Todo lo natural, incluso el ser humano crece y se desarrolla dentro de los ciclos naturales de Chi y recibe sus influencias.
Se conoce con el nombre de Chi Kung a todo un conjunto de disciplinas cuyo objetivo sea alcanzar la maestría en el manejo del Chi a través de una práctica regular y continuada en el tiempo. Las prácticas de Chi Kung se dividen según sus métodos de entrenamiento en prácticas externas (Wai Kung) y prácticas internas (Nei Kung). El Tai Chi Chi Kung es una práctica interna, y su entrenamiento se centra en aprender a generar Chi para formar una abundante reserva en los ocho vasos principales, y a optimizar su circulación a través de los doce canales del cuerpo, para éste manifieste todo su poder intrínseco.
El entrenamiento de Chi Kung se asienta sobre tres raíces: Esencia (Jing), que es la fuente original de todo ser viviente, y determina sus características y su naturaleza; Energía interna (Chi), que proviene de la conversión de Jing (interno) y de los alimentos y el aire (externo); Espíritu (Shen), que es el centro de nuestra mente y nuestro ser, y que nos define como seres humanos.
Las metas fundamentales del Chi Kung son: i- Conservar la esencia; ii-Fortalecer y armonizar el flujo de Chi; iii-Iluminar el espíritu. Para alcanzar estas metas, hay que dominar las siguientes cuatro prácticas:
Regular el cuerpo: hay que construir una raíz firme del propio cuerpo y de las posturas. Para esto, hay que aprender a mantenerse centrado, equilibrar el cuerpo y relajar completamente los músculos para evitar los bloqueos del Chi.
Regular la respiración: mente y respiración están estrechamente interrelacionadas. El estado de nuestra mente afecta y es afectado por calidad, ritmo e intensidad de nuestra respiración. El control de la respiración completa el estado de relajación del cuerpo y permite centrar y sosegar la mente.
Regular la mente: es imprescindible, ya que es la mente quien dirige al Chi. Para conseguirlo, es necesario anclar la mente en el momento presente. Al detener la actividad mental, se libera la consciencia y se obtiene un estado de claridad, calma y ligereza que permite tomar consciencia de los flujos internos de circulación del Chi. Así, se evitan los desequilibrios de Chi que se manifiestan como malestares y que, de persistir en el tiempo, se transforman en patologías.
Regular el Chi: tras la regulación de la mente, ganamos la capacidad de enviar el Chi allí donde sea necesario. En un estado más avanzado de la práctica, el entrenamiento se enfoca en la capacidad de generar Chi.
Regular el espíritu es el objetivo final y síntesis del entrenamiento: se alcanza un estado meditativo de plena consciencia en el que se vive claramente el momento presente y surge de forma espontánea la actitud correcta para experimentarlo plenamente.
En el Tai Chi Chi Kung destacan dos métodos de entrenamiento: la meditación estática (Yin) y la meditación en movimiento o forma (Yang). La meditación en movimiento, o forma, tiene como objetivo fortalecer el cuerpo y aprender a dirigir el flujo de Chi, mientras que la meditación estática, un nivel más avanzado de la práctica tiene como finalidad centrar y fortalecer la mente y generar Chi. Los dos métodos se practican conjuntamente desde el comienzo del entrenamiento, lo que permite un progreso gradual en nuestra capacidad de relajar nuestro cuerpo, eliminar los bloqueos de energía, aumentar nuestro nivel de energía, centrar nuestra mente y desarrollar nuestra consciencia. Todo esto se manifiesta en la adquisición progresiva de un estado cada vez mayor de bienestar físico y estabilidad emocional cuyos efectos producen mejoras profundas y permanentes en la calidad de nuestra vida cotidiana.
¡Te animo a conocer esta maravillosa disciplina de bienestar y crecimiento personal!